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sábado, 4 de abril de 2020

BIENVENIDOS


Bienvenidos todos a este nuevo proyecto. 

"JUNIOR BONSAI" lo tenía en la mente desde antes de emigrar. Luego vino la salida adelantada y vertiginosa de mi país Venezuela. Aterrizando en España, en Barcelona, Cataluña. Como todo inmigrante, primero hay que aprender cómo funciona la cosa y en eso estamos todavía.


Atrás en Venezuela quedaron mis árboles, muchos vendidos, otros regalados y solo 5 o 6 a cargo de mis amigos entrañables de bonsái. Las clases y talleres de la Sociedad Venezolana de bonsái. Las demos en los distintos eventos en Venezuela. Las recolectas de yamadoris con amigos, en fin, el mundo del bonsái en Venezuela.

Cuando llegué me di cuenta de que me habían robado las herramientas que traía en la maleta, habían quitado las herramientas del estuche, mi estuche estaba perfectamente enrollado, pero vacío. Así que literalmente a comenzar de cero en este nuevo país.

Dios te pone ángeles en el camino, un señor que se estaba mudando a otra ciudad tenía herramientas de bonsái, fui a verlo para comprar sus herramientas usadas (muy usadas, demasiado usadas) y sencillas, normales, nada de Masakuni o Ryuga. De las chinas, baraticas pues. Lo conseguí por Facebook, se iba a retirar y solo quería tener sus bonsáis para apreciarlos, no para trabajarlos.


Lo contacté y le expliqué mi historia y lo que había hecho en Venezuela. Luego de que escuchó mi historia, me propuso un trato, me las regalaría después de que le demostrara lo que sabía en un junípero de su colección que nadie había querido trabajar.

Siempre me habían gustado los juníperos, en Venezuela, quizás era uno de los pocos que los trabajaba, ya que a la gente se le morían mucho. Yo los trabajaba con calma, creo que eso hacia que a mi no se me murieran.



Cuando hice el curso de la escuela europea de bonsái aproveche para trabajar muchísimos juníperos y de allí me quedó el gustico.
Era un junípero con 6 ramas muy largas y altas, con verde por todos lados, tome el cuaderno y trate de dibujarlo más o menos (si, sé que tengo que mejorar mis dibujos, pero eso forma parte del viaje también).

Primero, corte las ramas que para mi diseño mental no iban, solo corte 2, las convertí en jin.

Luego limpie un poco el follaje (técnica muy fastidiosa pero vital), ya que aclare mucho el verde, Quite los brotes a ras de tronco y ramas que no estaban lignificados. Quité las primeras agujas de todas, si, de todas las ramas secundarias y quité los brotes que crecían hacia abajo.

Luego alambré todas las ramas principales y las comencé a bajar una por una, como las tenia que bajar mucho, Jaume tenía rafia, así que las enrafie primero y luego las alambre y las fui llevando mucho hacia abajo.

Cuando todas las ramas principales estaban alambradas, allí comenzó la magia. Se vio el esqueleto del diseño, mire de reojo y a mi nuevo amigo Jaume se le iluminó la mirada. Buena señal, a seguir que estaba en la mitad del trabajo.

Comencé el alambrado fino, las ramas secundarias, alambrar y posicionar, un trabajo de chinos había como mil millones de ramitas secundarias, pero todas las alambré más o menos rápido.

Siempre se me ha dado bien alambrar, me gusta, me relaja.

Como tenía bastantes, pude hacer una silueta compacta y definir bien los palcos (Niveles o pisos) de follaje del junípero.


Al terminar el trabajo Jaume me dijo "De puta madre tío¡¡¡¡" "quedo cojonudo". Como entenderán, no sabía si era un cumplido o un reclamo.

Luego comprendí que le había gustado y que había quedado muy bien. Fue complicado, pero quedo muy bien.

Bajé todo y como había muchas ramas, pude ponerlas todas en su sitio, resultado = 4 horas de trabajo, Jaume con una sonrisa gigante y yo con mi nuevo estuche de herramientas, esta vez lleno de herramientas.

Creo que allí comenzó este viaje por las tierras de Gaudí, de cero, con nada, sin árboles, y con unas ganas inmensas por hacer bonsái, pero en segundo lugar por ahora, porque había que trabajar de cualquier cosa para pagar las cuentas.

Por eso, si piensas ver obras maestras (Todavía no las veras, cuentan mucho dinero y tiempo, por ahora no), este no es el blog para ti, si eres un maestro al nivel de kimura y tus arboles son famosos en el mundo entero o eres uno de los miles de maestros autonombrados, mejor entren en el blog de kimura y mándenle sus criticas magistrales a él. Definitivamente este no es el blog para ti.

Este blog es solo para aficionados que amen el bonsái y que tengan pasión por el bonsái. Que les guste lo sencillo del bonsái, sin poses, sin focos ni estrellas, sin egos ni nombres rimbombantes. Solo bonsái. Bonsái de cero, bonsái sin recursos, pero con muchas ganas.

Claro que en un futuro veras grandes árboles, pero ahora no, más adelante, una vez que entienda esto de las estaciones de la recolección y de los hábitos de la policía que vigila los parques (por que al igual que en Venezuela, hay que tener cuidado con los Yamadoris).

Hago bonsái porque me gusta y me relaja. Lo hago para mí. El que me quiera acompañar en este viaje, bienvenido, solo una norma. Siempre buena vibra, buena actitud, y a disfrutar, que el bonsái es lo suficientemente maravilloso como para ensuciarlo.

También estoy dándole forma a una plataforma de bonsái más amplia, una que tenga clases online, videos y técnicas, se va a llamar Komorebi, como me lo sugirió mi amiga Judith.

Komorebi en japonés significa "La luz que pasa a través de las hojas". así de simple quiero hacer bonsái, tan sencillo como un rayo de luz que pasa entre las hojas y ramas de un árbol. Quiero hacerlo con mucho wabi-sabi y mucho muchigomi...

Quiero hacer bonsái para disfrutar y para vivir. De hecho, así será.

“JuniorBonsái”, Bonsái para disfrutar…. Bonsái para Vivir.

Así, sencillo y sin muchas pretensiones.

BIENVENIDOS Y GRACIAS¡¡¡¡¡



juniorbonsai.


LA HISTORIA DE NANKURUNAISA


Esta es la historia de mi segundo bonsái. Una vez llegue a Barcelona y pasamos todo eso de mudarnos, solicitar papeles, buscar trabajo, etc.


Me puse en internet a buscar “Bonsái en Terrassa” y me salió la asociación de bonsái del valles, la cual, estaba sospechosa y convenientemente cerca de la casa, a 20 min caminando.


Vi que se reunían los sábados, así que un día me acerqué a ver. Estaban todos los que se convertirían en mi nueva familia de bonsái. Me recibieron Santi y Antonio. Santi el presidente y Antonio el Sensei.


Santi es un persona excepcional, full colaborador y uno de los que más me ha apoyado en este camino nuevo del bonsái en Barcelona. Me ha enseñado, presentado gente, pero lo más importante. Me ha animado cuando más lo necesitaba. Es un gran bonsaista con su pasión y su técnica, el trata de esconderlo, pero a mí no me engaña. Creo que no tendré forma de pagarle lo que ha hecho por mi en estas tierras de Gaudí.


Antonio “El Sensei”, también es una persona excepcional, siempre pendiente, siempre animando, siempre le duele algo, es un poco hipocondriaco, pero en el buen rollo. Siempre vendiendo sus arboles y siempre comprando, pero siempre colaborando y animando, estoy convencido de que es muy buena gente, pero el trata de disimularlo. Siente una verdadera pasión por el bonsái, ese es otro que no me engaña, siento que es un gran tipo.


Comencé a trabajar con ellos, a trabajar los arboles de la asociación, por que no tenia por los momentos para comprar árboles.


Creo que fue la tercera vez que fui, que Antonio “El Sensei”, un amante de los bonsáis, buena gente, muy cómico y con muy buen rollo me dijo – Oye, por que no te llevas este arbolito y lo trabajas”.

Yo le di las gracias y le dije que lo iba a trabajar y que se lo traía el sábado que viene, a lo cual, se rio y me dijo; - No, No, te lo regalo. Para que tengas un Olivo en tu nueva colección y digas que te lo regale yo, así tu colección valdrá más¡¡¡. Se hecho a reír y me dio una palmada en la espalda.


Su mirada reflejaba alegría, él sabia que ese gesto me iba a ayudar y a animar a tener mi colección.


Así que llegue a mi casa, con una sonrisa en el alma y con mi primer bonsái, un Olivo. Nada mas y nada menos que el milenario y mítico Olivo.


El Olivo es pequeño, tamaño Shohin (menos de 21 cm) y tiene muchas ramas (algo que se agradece mucho). Su tronco es recto, sencillo, con un color gris pálido muy bonito y está partido por el medio, tiene un poco de conicidad, pero no tanta.


Estuve como dos meses sin trabajarlo, ya que era el primer Olivo que tenía y no quería dañarlo. Ese día entré en un Frankfurt en Barcelona a tomarme un café y vi un cuadro en la pared que decía:



Ese día llegué con la convicción de el fin de semana comenzar a trabajarlo. Quería hacerlo bien, se hacerlo bien, así que me puse a pensar en lo que me transmitía el árbol.



Lo primero que quería hacer era quitarle lo recto, así que elegí inclinarlo en un ángulo contrario a la rama más baja (mi primera rama).


Eso sería inclinarlo a la derecha.


Opté por hacer un Sakkan (Inclinado) de la siguiente forma:


De esta forma rompería la rectitud, le daría mucho más movimiento y con la cantidad de ramas podría hacer un diseño compacto. Para potenciar su pequeño tamaño y la cantidad de verde que quiero tener.



Luego mi idea era seleccionar con que ramas me iba a quedar, comenzando desde la izquierda, de los tres brotes iniciales me quedaría con la más larga que al final sería mi rama principal, luego subiendo tengo otro grupo de ramas, una la colocaría por la izquierda, más hacia atrás y la rama de profundidad la colocaría en forma de abanico para que pudiera abarcar la profundidad de las dos partes del tronco. La siguiente rama seria la primera rama del ápice (lado izquierdo).


Seguiría construyendo en ápice con las ramas de arriba y luego ya en el lado derecho del árbol, me quedaría con una rama derecha no tan baja que pudiese terminar de alinear la silueta del árbol a la forma clásica de un inclinado.


Decidí no tocar la madera muerta del centro, hasta no tener la ramificación ya bien definida de todo el follaje del árbol, para que todo quedase en armonía.


Ya definido el diseño en mi mente, solo me faltaba lo más difícil. Ponerle nombre, gracias a Dios que el idioma japones es tan prolijo y profundo que una sola palabra puede recoger tantos sentimientos, ideas y experiencias y juntarlos en un solo vocablo.


Consultando con mis amigos japoneses y explicándoles la historia de este arbolito me sugirieron que le llamara “Nankurunaisa”.


Nankurunaisa es la idea o sentimiento que nos insta a confiar en el futuro. A creer en un futuro mejor, cimentado por la amistad y el trabajo honrado.


Cuando me explicaron su significado, quede maravillado, por que eso era en realidad. Un árbol que me regalo un amigo con una promesa de un futuro mejor. Significaba que el paso del tiempo junto con nuestra voluntad de acción y nuestro ánimo hará que todo se arregle y que el futuro sea luminoso.


Eso es el bonsái. Una obra de arte viva que mira al futuro. Que cree en el mañana. Que esta lleno de vida y lleno de esperanza.


Así que Nankurunaisa sería el nombre de este Olivo. Aquí una imagen de como va. Ya lleva un año de cultivo como bonsái y ya va tomando forma.




Seguimos caminando en este viaje tan maravilloso del bonsái.


JUNIORBONSAI….

Bonsái para disfrutar…..Bonsái para Vivir….